“No todo es blanco, o negro: es gris. Todo depende
del matiz, busca y aprende a distinguir”.
(Fragmento de la canción “Molinos de viento”, Mago de Oz)Tweet
El ajedrez es un juego milenario
que se practica en todo el mundo y en todas las culturas, y que sirve a la
educación para modelar la personalidad del alumnado y realzar, descubrir o afianzar
capacidades intelectuales.
El ajedrez se define como un
juego, un deporte, un arte y una ciencia.
Como juego, posibilita una actividad donde el que aprende prueba sus
habilidades estratégicas y tácticas para resolver problemas. El alumno lo hace
de forma libre, agradado por un ambiente de camaradería propio del juego, pero
condicionado a un sistema de reglas que el profesor va proponiendo
gradualmente. Se refuerza positivamente porque ve y mide el resultado de lo que
hace y comprende que sus mecanismos, en cada nivel que asciende, son valorados
por el profesor y por sus compañeros. Es aquí donde se lo considera un deporte.
El alumno percibe, a través de
la comparación con libros, ejercicios, partidas y problemas que su progreso se
enmarca en un orden de ilimitada complejidad. Aunque tal vez no llegue a un
gran nivel de juego el alumno concibe todas las formas que lo convierten en un artista particular. Empieza a resolver
problemas de progresiva complejidad intelectual y, eso sólo, basta para
adquirir las nociones para manejar su propio intelecto. El deporte compara
habilidades y, si es bien llevado por ese camino, el alumno obtiene placer en
medirse con otros en busca de engrandecer sus habilidades. Los torneos,
organizados en función de crearle justas expectativas para su formación, son
necesarios. Allí, el alumno aprende a manejar sus logros, a socializar su
individualidad, a no darse tregua para alcanzar mayores niveles y templa su
espíritu al servicio de un logro deportivo. Saber ganar y perder, reconociendo
sus habilidades y errores, en función de su entorno, le dan una nueva dimensión
que modela su carácter.
El ajedrez es también una ciencia pues, a través de su práctica,
empieza a investigar metodológicamente, con un aporte invalorable para sus
desarrollos en la escuela. Cuando mide, en un torneo, sus logros, comprueba que
se le instruye sobre las formas planificadas y sistemáticas de adquisición de
aprendizajes. Con el simple método de prueba y error que frecuentemente se
adopta en competencias, el alumno corrige su camino hacia el nivel infinito.
Por todo ello, los beneficios
educativos y formativos del ajedrez son muchos, con un especial interés por el
“enseñar a pensar”, ya que el ajedrez lo abarca y comprueba específicamente.
Además, en su función educativa, está organizado para lograr, en la escuela,
una serie de objetivos que podrían resumirse en los siguientes:
· Ofrecer a los alumnos una actividad
saludable, enriquecedora y divertida que puedan incorporarla a su repertorio de
alternativas en su vida.
· Fomentar la responsabilidad y el dominio de sí
mismo a la hora de la toma de decisiones.
· Presentar a los alumnos el ajedrez como un
espacio de comunicación e intercambio de ideas.
· Posibilitar la tolerancia ante las situaciones
restrictivas o problemáticas, y la tenacidad en la búsqueda de situaciones.
· Potenciar cualidades mentales como la atención y
concentración.
· Promover una actitud reflexiva para encontrar
alternativas a la resolución de problemas, formulando argumentos lógicos.
· Proponer una actividad lúdica que requiere de
habilidad para la resolución de distintas situaciones problemáticas.
· Observar distintas relaciones de causa y efecto
que se producen en el transcurso del juego.
· Asumir actitudes de buen deportista respetando
las normas y aceptando adecuadamente las situaciones de victoria y derrota.
· Adquirir hábitos de solidaridad y tolerancia en las
relaciones sociales, valorando críticamente las diferencias de tipo social y
rechazando cualquier tipo de discriminación.
· Formar una imagen lo más ajustada a la realidad
posible de sí mismo para así conocer virtudes, potencialidades y defectos.
EL AJEDREZ COMO ENSEÑANZA TRANSVERSAL
La transversalidad plantea un
enfoque global y holístico de la enseñanza, luchando contra la parcelación del
conocimiento en materias con poca o ninguna relación entre sí. La
transversalidad se justifica porque responde a una intencionalidad educativa y
por lo tanto se ha de programar y planificar, interacciona con los aprendizajes
de las áreas curriculares, ayuda a tomar decisiones y potencia el razonamiento.
También ayuda a fomentar los
valores y a impulsar la relación escuela-entorno. En definitiva, contribuye de
forma decisiva al desarrollo integral de la persona mediante el principio de
acción reflexión. Asumida esta posición transversal de la enseñanza, la
didáctica del ajedrez ya no se entiende sólo como enseñar a jugar y
progresivamente ir mejorando el nivel de juego. A través del ajedrez vamos
también a desarrollar otros aspectos educativos y a relacionar la actividad con
otras esferas de la cultura, como por ejemplo el dibujo, la pintura, la
fotografía, las matemáticas, o la escritura.
Por supuesto que, semejante nivel de
integración transversal es difícil de lograr y en la mayoría de los casos, nos
encontraremos con el ajedrez como actividad extraescolar y con una relación
bastante escasa con el resto de actividades y materias del centro.
Las virtudes que propicia el
ajedrez con su práctica continuada son innumerables: concentración,
imaginación, previsión, memoria, voluntad, creatividad, intuición,
planificación, prudencia, capacidad de sacrificio... La utilidad pedagógica del
ajedrez no admite dudas, los niños y niñas comprenden todo con mayor facilidad,
el colegio da una excelente imagen y los padres y madres están sumamente
satisfechos. En todo caso, el deporte del tablero, gracias a su propia
naturaleza nos brinda la posibilidad de desarrollar contenidos no solamente
ajedrecísticos, de gran importancia social y formativa para el alumno, a través
de su práctica.
“El
Ajedrez es un mar en el cual un mosquito puede beber y un elefante puede
bañarse”.
Refrán Hindú
“El ajedrez es un juego por su forma, un arte por su contenido y una ciencia por su dificultad. Pero si usted aprende a jugar bien, sentirá entonces una gran alegría”.
Tigran Petrosian
Fuente:
Juan Carlos Chacón Cánovas: El gran ajedrez para pequeños ajedrecistas. Consejería de Educación,
Formación y Empleo. Región de Murcia. 2012
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